Escrito por Milagros Gonzales
El Perú es un país agrícola por excelencia; desde hace muchos, muchos años, hemos destacado por la cantidad de productos que sacamos de la tierra y la calidad de todos ellos, siendo muchos exportados a nivel internacional para su comercialización o utilización de los mismos en la creación de otros productos. Lo cierto es que somos agrícolas y que nuestra fuerza económica se mueve también por el lado de producción de alimentos, de hecho, tan sólo en el primer trimestre del año, el PBI, representado por la Agricultura, Ganadería, caza y Silvicultura, fue de 123,059, millones de soles. (Pueden descargar la ficha desde este link.)
Somos un país mega diverso, tenemos tantos climas, tantas alturas, que hemos aprendido aprovechar a lo largo de los años. Nuestros alimentos, llegan desde muchas partes del Perú, tenemos el arroz de la costa, las papas de la sierra, el café de la selva, etc. Todos ellos, llegando a Lima para cumplir su principio más básico: alimentarnos. Sin embargo, el inicio de este año, no fue definitivamente el mejor incio para este sector. Con tantas innundaciones y problemas climáticos, tuvimos un declive en la producción de la agricultura y horticulura de 3.1%, según el informe trimestral del Ministerio de Agricultura, que definitivamente tuvo un impacto en la economía de Piura, Cajamarca, Lamabayeque, Amazonas y Tumbes.
Pero, aquí en Lima las cosas siguieron normal con un limón más caro y problemas de agua… si nosotros la pasamos mal, cómo la pasaron los campesinos?
Muchos campesinos trabajan desde tempranas horas del día, tienen que caminar durante varias horas hacia sus respectivas chacras, pastar animales, trabajar en la tierra durante horas, para asegurar nuestra comida. La vida de un campesino depende mucho de los cambios del clima, las temporadas de lluvia, de sequía, etc.
¿Aún no crees que tus acciones no tienen un impacto en la vida de ellos? Déjame decirte que sí, que la vida es como un círculo, que todo lo que haces hoy día tiene un impacto mañana. Así, como aportamos al incremento del cambio climático, así es como estamos aportando al encarecimiento de nuestros productos, a que la vida de nuestros campesinos sea cada vez mas dura.
Por eso, en el Día del Campesino (24 de Junio), quiero dedicarme en este último párrafo a ellos por que Perú ha sido premiado tantas veces por su excelente comida, sus sabores, colores y productos, que nos hemos olvidado de los que realmente trabajan y nos hacen sentir orgullosos todos los días por la sazón peruana, porque no imaginamos un lomo saltado sin sus papas fritas al lado o el arroz con pollo, con ese arrocito verde tan sabroso, ni tampoco vivir un verano sin ese mango norteño que cuando lo olemos se nos agua la boca. Simplemente, ¡GRACIAS!
Gracias por levantarse tan temprano y hacer lo mejor cada día para tener los mejores productos en nuestra mesa. Gracias, por darnos el placer de salir fuera y gritar: que Perú es un país con millones de productos mejores que los que encontramos en otros lados, que en Perú, existen las mejores variedades de frutas y hortalizas, que Perú es Perú gracias a sus campesinos.
Y de nuestro lado, empecemos a pagar el precio justo de todos nuestros productos, a averiguar el trasfondo de todos ellos: de dónde viene, cómo se trabajó, cuánto se le pagó al campesino. Empecemos a exigir a las empresas que tengan políticas de pago justo, porque no comeríamos de la manera en que lo hacemos sin ellos.
¡Hagamos juntos el cambio para nuestro Perú!
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