Zombi al agua

Escrito por Virginia Montes

Este año deseo seguir motivándome a una vida saludable, pero desde las aguas. Por eso les cuento que he decidido cumplir mi sueño de nadar cual pececito. Venceré mis miedos a morir ahogada o a abrir la boca debajo del agua porque mis neuronas no conectaron bien y creyeron que estaba en tierra firme. He tomado la determinación de aprender a sacar la cabeza de costadito y no hacia arriba como siempre hago después de cuatro brazadas. Nadaré sin tensiones ¡He dicho!

Además, según Google, nadar retrasa el proceso de envejecimiento, te ayuda a mejorar la circulación, es relajante, te hace más flexible, quemas calorías y por sobre todo mejoras la memoria. Esto último me hace mucha falta porque recurrentemente pierdo y olvido las cosas. Por otro lado, el hacer algún tipo de ejercicio físico, no solamente acarrea consigo consecuencias saludables como el comer más sano. Sino que, también, te exige nuevos hábitos, como el dormir y levantarte más temprano…

6:30 a.m. Suena la primera alarma. Es increíble cómo hasta las noches pasan rápido en esta vida. ¡Ya son las 6:30 a.m.! Y hace un momento era el día de ayer. No me pienso levantar.

6.50 a.m. Suena la segunda alarma. No pienso mover un solo pie fuera de la cama, a menos que alguien me jale de las piernas y como eso no sucederá, entonces seguiré echada.

7:10 a.m. Bueno, ya, seré responsable. La clase de natación no es gratis y, además, estoy luchando contra el mal hábito de llegar tarde. Cederé solo un poco. Cuerpo por favor ¡responde! … ¡Listo! Fuera de la cama, misión cumplida.

Hoy tuve mi primera clase de natación versión 2017. Espero que esta vez sea la vencida y por fin pueda lanzarme a una piscina o al mar cuando lo tenga cerca. Así, estilo Baywatch, me saco la ropa y ¡splash! ¡Zombie al agua! Para ser la primera clase, no estuvo nada mal. Me pusieron en el segundo carril, donde están los que sabemos hacer un poquito más que solo estilo perrito. Allí estamos los que podemos, a nuestra manera, dar brazadas y avanzar regularmente rápido. Según el profesor sólo la práctica me permitirá nadar sin parar para respirar y le creo. En esta vida he aprendido que la ecuación fuerza de voluntad + tiempo invertido es igual a éxito asegurado.

1495710 Y como bien saben, parte importante de nuestro crecimiento personal es someternos a nuevos retos constantemente. Para mí el aprender a nadar no solo implica el adquirir una nueva habilidad. Va más por el lado de forjar un espíritu fuerte que no se deja vencer fácilmente ante cualquier embate. Siempre se dice que la mujer es el sexo débil; sin embargo, creo que está en nosotras mismas el demostrar lo contrario. Exigiendo las mismas oportunidades y respondiendo a ellas dando lo mejor de cada una. Es por ello, que este año tengo el reto de volverme la versión mini (porque soy chiquita) de Katie Ledecky, la gran ganadora de Río 2016. Entonces, te preguntó zombi sano, y el tuyo… ¿Cuál es?

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